Autor: Pedro Damián Cano Borrego

 

 

 

Poco se conoce de la vida de Pero Tafur, salvo lo que él mismo recoge en la única obra que se le conoce, titulada Andanças e viajes por diversas partes del mundo avidos y que debió escribir hacia 1454. En la misma relata su periplo, que le llevó entre los años 1436 y 1439 por diversas ciudades e islas del Mediterráneo, Oriente Próximo y buena parte de Europa, incluyendo Roma y Constantinopla, ciudad esta última que visitó poco antes de su conquista por los otomanos. El hecho de que compusiese la obra unos quince años después de terminado su viaje le permitió por un lado hacer una obra más literaria y ordenada, si bien se observan en la misma algunas imprecisiones y errores en algunos lugares y hechos históricos.

Retrato de Luis de Guzmán en la Biblia de Alba.

Por lo reflejado en esta obra se sabe que era natural de Sevilla y que se crio en la casa  del Maestre de la Orden de Calatrava, don Luis González de Guzmán, dedicando el libro a su hijo Ferrán Pérez de Guzmán, que pasó a la posteridad como protagonista de los sucesos del pueblo de Fuenteovejuna, inmortalizados posteriormente de manera genial por Lope de Vega. Junto al don Luis participó en las guerras contra el Emirato de Granada en actuales tierras jienenses, en la que la concurrencia de los caballeros calatravos fue determinante en la victoria de la Higueruela en 1431.

Escrita en primera persona, el autor se muestra en esta obra como un espectador y cronista de los hechos y lugares que va visitando, quedando patente su condición caballeresca y una formación humanística básica. Entre su círculo de amistades se encontraba el hijo menor del Maestre, el humanista y también viajero Nuño de Guzmán, así como el poeta  cordobés Juan de Mena. A diferencia de otro de los principales libros de viajes españoles de este siglo, la Embajada a Tamorlán de Ruy González de Clavijo, no se trata de una crónica ni un diario, sino que está redactado en una prosa muy simple, por lo que más que por su calidad literaria destaca por ser considerado como un libro de viajes, de los pocos que se conservan de la Edad Media cristiana.

Pintura del siglo XV que representa una coca, Museo Thyssen.

Como sucede con cualquier turista moderno, el motivo de sus notas está impregnado por el deseo de transmitir a su vuelta las imágenes y sensaciones que ha tenido en el viaje. Como viajero se muestra práctico, se proveyó para su periplo de cheques de viaje o letras de cambio que pudo hacer efectivas en Génova, Florencia, Venecia, Brujas y Amberes. La idea del gran viaje le debió venir no tan sólo del deseo de hacer una peregrinación a Tierra Santa, sino fundamentalmente de haber escuchado en la corte de Juan II la narración de la embajada al Gran Tamorlán antes citada.

Ilustración del Tratado de la forma y las reglamentaciones de un torneo de Renato de Anjou, rey de Nápoles.

En el texto utiliza habitualmente como recurso la comparación de los lugares y poblaciones que visita con las ciudades de su Castilla natal. De su contenido se deducen los valores de su protagonista, los propios de un hidalgo castellano de su época, religioso y caballero, mostrando a un hombre práctico, curioso y caritativo, que no dudaba de la necesidad del enfrentamiento armado con el Islam. En su viaje se codeó con la más alta aristocracia y realeza de los territorios que recorrió. Su orgullo de pertenencia a la clase caballeresca se muestra en que intenta probar que su linaje entronca con el del propio Emperador Romano de Constantinopla, así como sus relatos de asistencias a torneos o a haber armado caballeros en Alemania y Francia.

Venecia en el siglo XV.

En cuanto a su relato, no se refiere únicamente a las cosas importantes o extraordinarias que podrían llamar la atención del viajero, sino que da información sobre la fertilidad y riqueza de las tierras que recorre, sus sistemas de defensa, sus costumbres locales y el régimen político y la administración de justicia. Es pionero en el uso de tópicos que se repiten hoy en día entre los turistas, como los bazares egipcios o la predisposición de los alemanes a las artes mecánicas. Del resultado se deduce que ni se entretuvo en la precisión de los detalles, contando las cosas como las había visto, y no se mostraba demasiado crédulo con lo que le contaban. Igualmente, se vio inmerso en importantes acontecimientos de índole política o bélica  en los territorios que recorrió, como por ejemplo el Concilio de Ferrara.

Vista de Roma en la Crónica de Núremerg de Hartmann Schedel, 1493.

En una tregua de las guerras granadinas y tras el Sitio de Gibraltar de 1436 fue cuando emprendió su viaje, que le llevaría en un primer momento a conocer Pisa, Venecia, Bolonia, Génova, Asís o la propia Roma. Describe las ciudades en función del tiempo que estuvo en ellas y de las personas que le acompañando, por lo que las más completas son las de Venecia, Roma, Bolonia y Florencia. Tafur recogió en su obra noticias curiosas sobre sus pobladores y sus costumbres, así como entre otros temas de sus fiestas y juegos.

Desde la Península Itálica se dirigió en 1437 a Oriente. Desde Venecia el autor recorrió las costas de la antigua Yugoslavia, Albania y Grecia, desde la isla de Creta se dirigió a Rodas. Tras bordear la actual Turquía, se encaminó a Haifa, donde comenzó su aventura por Tierra Santa, en la que describe con todo detalle su paso por Jerusalén. De allí tuvo que dirigirse a Líbano y Chipre,  y de allí a Egipto, como Embajador del Rey de esta última isla, donde todo lo que veía le parecía extraordinario.

Vista de Jerusalén en 1487, por Conrad Grünenberg.

A su vuelta se dirigió a Rodas, y de allí a Constantinopla en un viaje accidentado que le obligó a recalar en Kios. En Bizancio coincidió con varios embajadores de las cortes occidentales. De allí viajó a Adrianópolis para entrevistarse con el sultán otomano Murad II, y de allí se dirigió a Crimea y de vuelta a Constantinopla, incluyendo en su relato posiblemente una de sus descripciones más sugerentes conservadas del mundo medieval. Desde allí se dirigió nuevamente a Venecia.

El año siguiente partió de Venecia, de la que hace una larga y valiosa descripción, y recorrió el Sacro Imperio Romano Germánico, los Países Bajos, Polonia y parte de Italia hasta Ferrara. De Venecia se dirigió a Ferrara, donde visitó al Papa y al Emperador bizantino, que se encontraban en esta población. De allí partió a Basilea, donde se encontraba reunido el Concilio, pasando por Parma, Piacenza, Milán y Lucerna. Su siguiente destino fue Colonia, desde donde viajó a Flandes y a Bruselas, la capital de los Duques de Borgoña. Otras poblaciones visitadas y descritas son Constanza, Breslau y Viena.

Mapa de 1439 de Gabriel Vallseca.

En el año 1439 volvió a España por el mar Adriático y el Mediterráneo, haciendo parada en la isla de Sicilia, perteneciente a la Corona de Aragón, describiendo en su obra entre otras las ciudades de Rimini, Pesaro, Ancona, Mesina y Palermo, pasando asimismo por Túnez y por la isla de Cerdeña.  En todas sus peripecias relatadas durante sus viajes se mezclan las observaciones de recorridos turísticos, mercados, letras de cambio y comentarios sobre las diferentes costumbres de las distintas naciones. Tafur se presenta como un caballero errante, un aventurero, que nunca pierde oportunidad para recordar que ha de volver junto a Juan II, Rey de Castilla, para combatir a los moros de Granada.

Firma de Pero Tafur.

 

Para saber más:

Beltrán, Rafael, “Pero Tafur y Bertrandon de la Broquière en Constantinopla: La imagen ceremonial de María de Trebisonda y los encuentros diplomáticos en torno al Concilio de Ferrara-Florencia (1438-1439)”, Medievalia, 21, 2018, pp. 25-74.

Martínez García, Pedro, “Andanças e Viajes: El otro Pero Tafur”, Edad Media, 11, 2010, pp. 263-184.

Molina Molina, Ángel Luis, “Pero Tafur en Italia (1436-1439)”, Revista  EPCCM, núm. 16. 2014. pp. 277-320.

Martínez García, Pedro, “Viaje de Pero Tafur por las Islas Griegas, Constantinopla y Mar Negro (octubre de 1437-Mayo de 1438)”,  Estudios Sobre Patrimonio, Cultura y Ciencias Medievales, 18 (2016), pp. 855-904.

Meregalli, Franco, “Las Memorias de Pero Tafur”, Dicenda, nº 6, 1987, pp. 297-305.

Ochoa Anadón, José A. “Pero Tafur: Un hidalgo castellano emparentado con el Emperador Bizantino. Problemas de heráldica”, Erytheia, nº 6.2, noviembre 1985, pp. 283-296.

Tafur, Pero, Andanzas y Viajes, Ed. Cátedra, 2018.

Villalba Ruiz de Toledo, Francisco Javier, “El viaje de Don Pero Tafur (1436-1439)”, Arbor CLXXX, 711-712, Marzo-Abril 2005, pp. 537-550.

Vives Gatell, José, Andanças e Viajes de un Hidalgo Español (Pero Tafur, 1436-1439), Barcelona, 1982.