Autor: Aitor Pedrueza

Hablar de la historia o inicios del turismo no es tarea fácil. Para ello habría que definir o preguntarse ¿cuándo nace la idea de turismo?, al menos concebida como algo aproximado a lo que hoy en día entendemos por ello.

Según la OMT “un visitante (interno, receptor o emisor) se clasifica como turista (o visitante que pernocta), si su viaje incluye una pernoctación, o como visitante del día (o excursionista) en caso contrario. Es decir, un excursionista es aquella persona que visita un destino, pero no pernocta en él.”

Desde luego los llamados conquistadores no eran turistas, y la motivación de ellos o de los reinos que representaban eran obtener recursos, enriquecerse o expandir el control en territorios ignotos para los europeos. De hecho, a colación de esto podríamos hablar del europocentrismo del conocimiento, ya que a menudo se habla de descubrir territorios que ya eran a menudo habitados.

Por tanto, podríamos acordar cierto consenso en que los viajeros que empezaron a viajar por Europa en época de la Ilustración fueron los primeros curiosos o hedonistas que se podían permitir viajar y no emigrar. Sus motivaciones no eran huir del hambre o de la guerra, o prosperar, si no que lo hacían con una mezcla de avidez por la exploración y el conocimiento.

Para algunos los grandes viajeros o turistas empedernidos eran los aventureros que mapearon América, África, Asia o los Polos. Pero ya antes podemos encontrar ejemplos de lo que podría ser turismo. ¿Eran o no turistas los que acudían a ver a los atletas en las competiciones de Olimpia o al oráculo de Delfos? O los peregrinos a la Meca y el Camino de Santiago.

Por lo tanto resulta pretencioso y poco acertado hablar de los primeros turistas como si solo hubiese uno o si esa medalla se pudiera atribuir a una o varias personas concretamente.

Heróddoto. Fuente: Wikipedia

Sin embargo, a Heródoto se le ha designado el turista cero de la Historia, pero sus viajes, ¿eran de ocio o motivados por otro tipo de deseos? Desde luego podemos leer sus escritos en clave de guías de viaje, hablando no sólo de aspectos geográficos, si no también culturales o naturales.

Pero si nos fijamos en esos aspectos encontramos antes al rey de Babilonia, Hammurabi, que ya hacia el 1700 a. C. se movía por su imperio para conocerlo mejor y gobernarlo con el conocimiento de sus peculiaridades locales que permitiera evitar sublevaciones.

Hammurbi. Fuente: Wikipedia

Mucho más tarde encontramos a viajeros que buscaban aguas termales o climas más benignos para curar sus dolencias y mejorar su salud. Según avanzamos en la historia podríamos meter en el mismo saco del turismo a los eruditos que se culturizaban en monasterios o en universidades como las de Lovaina, Oxford y Cambridge

Del mismo modo son numerosos los testimonios en forma de firmas en la piedra de cuevas, pirámides o columnas griegas o romanas de viajeros desde el siglo XVI al XVIII. Aquí hay que hacer una mención al siempre poco reconocido Ibn Battuta, gran viajero, geógrafo y explorador árabe del siglo XIV.

Copia histórica de partes seleccionadas del Relato de viaje de Ibn Battuta, 1836, El Cairo. Fuente: Wikkipedia

Francis Bacon publicó en 1597 un ensayo titulado tremendamente interesante “Of Travel”, que muestra a través de un decálogo las motivaciones que todo viajero debe tener presente en su periplo.

Retrato de Francis Bacon. Fuente: Wikipedia

El fenómeno de los gabinetes de curiosidades del que ya hemos hablado en nuestra web demuestra que monarcas y nobles ya mostraban un interés por el coleccionismo y las piezas exóticas llegadas de rincones lejanos del planeta.

Quizá el turismo tiene un germen importante en el Grand Tour- definición utilizada por primera vez en 1670 por el escritor de viajes Richard Lassels-, en el que británicos seguían casi a pie juntillas los primeros libros impresos de viajes que hablaban de las maravillas de Francia, Italia, Grecia o España. Viajar se convirtió en una forma de expresas la riqueza y el estatus, algo que adoptaron los burgueses que hicieron fortuna.

The Voyage of Travel. Richard Lassels. Fuente: Wikkipedia

El concepto moderno de turismo se empieza a dibujar con visionarios como Thomas Cook, quien en 1841 dirige el primer viaje organizado de la historia. Movido por las oportunidades que podría brindar viajar. El empresario fletó un tren para un grupo de personas que quería asistir a un congreso anti alcohol desde Leicester a la localidad de Loughborough. Aunque la iniciativa no funcionó como esperaba Cook abrió la veda de un próspero negocio y creo su propia agencia de viajes.

Retrato de Thomas Cook. Fuente: Wikipedia

Paralelamente, la mejora de las comunicaciones gracias a la Revolución Industrial permitió que se redujeran los tiempos para llegar al destino y las condiciones de la travesía en barco o ferrocarril.

A finales del XIX pero sobre todo a principios del XX el turismo de balnearios cobró una importancia enorme, con lugares como Panticosa, San Sebastián, Santander o Biarritz, que vivieron una eclosión que los colocó en boca de todos los aristócratas pudientes.

Balneario

El turismo de masas es un fenómeno del siglo XX, y su crecimiento varía dependiendo del continente o el país. No se puede hablar igual del turismo en Europa -entre 1950 y 1973 se comienza a hablar del boom turístico- que en Asia, o de Reino Unido, España o India, a los que ha llegado en forma y época diferente, siendo accesible a una parte o a casi toda la población.

No debemos menospreciar en el despegue del turismo factores como la consecución de la semana laborable de cinco días, las vacaciones pagadas, el aumento del salario medio y otras victorias sindicales que permitieron que la gente de menor poder adquisitivo se pueda “permitir” viajar.

A ello contribuyó el espectacular auge de los coches, que permitían viajar de forma privada a sus dueños sin depender de otros transportes públicos. Y si hablamos de turismo a destinos más lejanos o de ultramar el avión ha servido para globalizar el turismo hasta límites de los que ahora surgen voces para controlarlo.

Guía Baedeker de Gran Bretaña. Fuente: Wikipedia

Al calor del crecimiento turístico proliferó la aparición de guías, libros de viajes y publicaciones especializadas en el turismo y los destinos. Con las décadas la era del papel ha sido arrollada por la tele, la fotografía y ahora por las redes sociales, convertidas en la manera más directa de conocer un destino incluso antes de viajar allí.

Por todo ello, hablar del primer turista, como si el objetivo fuese entregarle un diploma que lo acredita, es quizá solo un buen motivo para que nos entreguemos con pasión a hablar de la historia y de cómo podemos plantear un concepto de turismo que sea sobre todo sostenible en términos de crecimiento y accesible a todo el mundo.